-Tenés que ir a buscar tu comida.
-No quiero, ¡tengo miedo!
– ¿Por qué?
– ¿Dónde están papá y mis hermanos?
-No volvieron.
– ¡Tengo miedo!
-Yo estoy acá y salí siempre a buscar mi comida. Si no comemos nos morimos.
– ¿Qué tengo que hacer?
– Cumplir los cinco mandamientos del Supremo. Repetilos:
-Nunca apurarme para comer.
No molestar al que prepara nuestra comida.
No incomodar a los demás.
No tocar sus cosas.
Si hay peligro, perder la comida.
-Muy bien, andate y recordalos. Hoy hay un buen asador en el río.
– ¡Esperame… mami!
– Te espero.
No volvió; bastó una palmada.
Pobre mosquita.
¡No volvió!