Caracol

C

Caminaba esquivando con amplios arcos el avance de las olas sobre la playa, para retomar la costa como atraído por la succión del reflujo.

No tenía pensamientos, sólo sensaciones, comunión con los elementos. A través de la planta de los pies gozaba la fría y compacta resistencia opuesta por la arena. Sentía cómo el agua escapaba dejando la apelmazada forma de sus huellas y veía cómo retornaba presurosa para borrar su paso intrascendente.

Quien camina habitualmente por la playa es un coleccionista de misterios. Sabe que el mar regala cada tanto alguna de sus posesiones, vivas o muertas.

Por eso, como un pájaro persiguiendo a una almeja, trotó hacia el bulto para atraparlo antes de que la última ola lo recuperara para las profundidades.

Era sólo un caracol grande, muy grande. No hubo decepción porque las cosas simples sintetizan la belleza y su ánimo estaba preparado para acogerla. Tocó con los dedos la superficie. No existe tersura semejante, ni brillo que lo iguale, ni hay blanco más blanco.

¿Qué hacen los sencillos con un caracol grande? – Ponerlo sobre un oído para tratar de oír el mar y confundir el ruido del vacío con la inmensidad del océano.

Como siempre le ocurría, tampoco esta vez pudo escuchar. Pero esa espiral también invita a soplar; rememora a nativos oscuros llamando fantasmas a la puesta del sol.

Y sopló.  Él, que jamás pudo obtener de las flautas un solo sonido, que nunca entendió la relación entre el movimiento de los dedos, la posición de la lengua y el aire espirado, logró espontáneamente el sonido más puro, grave e intenso que recordara.

Fluía cubriendo la playa, aunaba la percusión de algas y esponjas, ondulaba como delfines en celo.

Los pájaros se posaron: gaviotas capucho gris, varios gaviotines, una avutarda colorada y algún chorlo, aunque todos mantuvieron sus alas abiertas, vibrando con suavidad como sustentadas por los sones coordinados.

Las olas comenzaron a aquietarse hasta desaparecer en la plácida superficie. Así el mar escuchaba ecos de sus orígenes, inmóvil para asimilarlos mejor, confundido con el cielo en identidad de color.

Deslumbrado, incrédulo, agotó sus pulmones hasta los límites del dolor: ya no se llenaban de aire sino de gozo. Por primera vez había hecho música.

Cuando concluyó, los pájaros levantaron vuelo, el mar se encrespó y los vientos soplaron nuevamente.

Recuperado su aliento, sopló con entusiasmo, pero nada ocurrió. Las sensaciones lo dejaron lentamente y el pensamiento recobró su sitio.

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Andrés Rivas Molina

Andrés Rivas Molina nació en 1933 en la ciudad de La Plata, Provincia de Buenos Aires, Argentina.
Dedicó a la abogacía su vida de trabajo, integró el Poder Judicial de la Nación, fue docente universitario, y es doctrinario, premiado por la Academia Nacional de Derecho y ex miembro del Instituto de Derecho Civil de esta centenaria institución.
Aprendió a nadar y caminar simultáneamente, es incansable viajero por todos los rincones de nuestro país: la pampa, el mar, el desierto, los lagos y las montañas. Dibujante en su juventud de líneas y formas armónicas, abandonó la abstracción conquistado por el espacio, la luz, el color.
Expone sus pinturas.
Es autor del libro "La división y sus fábulas" -Año 2003-, "Bestiario iluminado" -Año 2009- Presentado en Frankfurt Alemania, incorporado al Iberoamericano Institut de Berlín bajo el título "Bestiario iluminado, cuentos de Andrés Rivas Molina, iluminaciones de Florencia Rivas Molina, idioma español", "Pichi y los muros desamparados" -Año 2015-, "Se nace para vivir" -Año 2019- presentado en la feria literaria digital de Frankfurt Alemania. y "Frente al fuego" -Año 2021-.
https://maizal.com/es/autor/andres-rivas-molina/
El cuento "Trampa" recibió en el año 2006 el primer premio en el concurso del Centro Cultural de la Pontificia Universidad Católica. Fue publicado por el Centro en una Antología literaria "Palabras para el asombro" y por el autor en su libro "Bestiario Iluminado"
El cuento Infantil "Bolitita y Bolillero" recibió el segundo premio en el Eisteddfod del Chubut, año 2010.
Los cuadros y dibujos que iluminan sus cuentos en este blog y los libros publicados son obra de Florencia Rivas Molina.