Dios te salve Achango

D

 

En busca de aguas termales el autor llegó a Pismanta, en el Valle de Iglesia de San Juan. Cerca del hotel está Achango, obra de los adelantados Jesuitas. Es difícil describir la sensación que produce esta capilla, el caserío, las tapias, los corrales y el cementerio, construidos alrededor de una surgente.

En una nueva visita, en enero de 1996, el estado de destrucción de la iglesia le produjo temor de una pérdida irreparable a corto plazo, y un justificado enojo lo indujo a remitir una carta al diario La Nación.

Fue publicada el 26 de febrero de 1996, con el título: “¡Dios te salve Achango!” con el siguiente contenido:

“En San Juan, entre la cordillera de nieves eternas y la precordillera, posada en el desierto sobrevive Achango, una de las más bellas iglesias del oeste argentino. construida con adobe hace casi trescientos años, de líneas puras y raro equilibrio, con pisos de tierra cubiertos por alfombras rústicas, está enmarcada por un grupo de antiquísimos ranchos, con los que forma un armonioso conjunto.

“La mayor parte de los ranchos están abandonados, semidestruidos y sucios y la iglesia está en peligro de desmoronarse, porque la pared izquierda de su nave se ha separado del resto y se nota una pronunciada inclinación hacia el exterior. Afuera la sostienen unos troncos y tablas toscamente apoyados.

“Como curioso contraste, fruto de una piadosa donación, se acaba de inaugurar una espléndida capilla en el parque del hotel Termas de Pismanta. Luces fluorescentes y dicroicas iluminan un sólido interior y a las dos principales imágenes, artísticamente olvidables.

“A sólo tres kilómetros, la delicada y sobria Virgen del Carmen parece preguntarse en su soledad si serán inconvenientes burocráticos, problemas de dominio, jurisdicción o simple indiferencia los que retardan una ayuda urgente e imprescindible a la iglesia que la cobija o si los sanjuaninos  están de espaldas a la historia y sus valiosos legados, pensará en el Obispado, la Gobernación, la Intendencia o en aquellos fieles del Valle de Iglesia que la llevan en procesión una vez al año y que, pese a su pobreza, son  maestros del adobe. Mientras tanto: ¡“Dios te salve Achango!”

Por la gravitación de todo lo que publica ese diario y la notable acogida que recibió se explican los alcances que tuvo esta nota.

El senador José Luis Gioja, comenzó a actuar a partir del día siguiente de esta primera publicación hasta que logró el dictado de una ley que declaró al conjunto “Monumento histórico nacional”.

Mientras tanto, La Nación no abandonó el tema y en su revista semanal del 5 de mayo reiteró la carta. Inmediatamente, el senador envió otra haciendo saber que había presentado el proyecto, la que también fue publicada en la revista. El congreso de la Nación dictó su ley y la iglesia fue hábilmente restaurada.

La Virgen de la Candelaria habría sido traída a la capilla Jesuítica a fines del siglo XVIII desde Cuzco o Quito, a través de Chile. Aún conserva sus esmaltes y sus ojos pintados sobre cascarones.

Esta poesía es la continuación del diálogo interior con la pequeña imagen. Tal vez sea posible esperar que, poniendo a prueba mi común naturaleza racional, algún día me conteste:

Limas de zonda y lava

pulen tu casa de adobe

y temblores que hacen estragos

rajan las paredes pobres

Los tientos de viejas vigas

se desatan por la noche

y el techo flota en el aire

con milagros por soporte

Estás posada en la tierra

rodeada de polvo y sol,

te escudan montes distantes

y un cielo sin vapor.

Señora del altiplano,

cara seria, ojos saltones,

anónimo fue tu creador

hace doscientos años,

¿sos simple materia tenue

de espontáneo soplo humano?

Virgen de Achango,

pequeña,

de inmensidad preñada.

Virgen de poco rango,

¡me alegra conocerte

aunque de ti no sé nada!

 

1 Comentario

  • Estimado Andrés, trabajé en aquella ocasión en ese proyecto, fue el primero que me encargó el Senador Gioja y me abrió todo un mundo relacionado con la protección del patrimonio. Estaba en la oficina y el Senador llegó con el recorte del diario y me dijo: Adriana, ocupate de esto. Así lo hice, y despuéscon el Arq Grizas hicimos equipo ante la Comisión Nacional de Museos. Fue muy gratificante y no fue el único trabajo de restauración que el entonces Senador impusló.

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Andrés Rivas Molina

Andrés Rivas Molina nació en 1933 en la ciudad de La Plata, Provincia de Buenos Aires, Argentina.
Dedicó a la abogacía su vida de trabajo, integró el Poder Judicial de la Nación, fue docente universitario, y es doctrinario, premiado por la Academia Nacional de Derecho y ex miembro del Instituto de Derecho Civil de esta centenaria institución.
Aprendió a nadar y caminar simultáneamente, es incansable viajero por todos los rincones de nuestro país: la pampa, el mar, el desierto, los lagos y las montañas. Dibujante en su juventud de líneas y formas armónicas, abandonó la abstracción conquistado por el espacio, la luz, el color.
Expone sus pinturas.
Es autor del libro "La división y sus fábulas" -Año 2003-, "Bestiario iluminado" -Año 2009- Presentado en Frankfurt Alemania, incorporado al Iberoamericano Institut de Berlín bajo el título "Bestiario iluminado, cuentos de Andrés Rivas Molina, iluminaciones de Florencia Rivas Molina, idioma español", "Pichi y los muros desamparados" -Año 2015-, "Se nace para vivir" -Año 2019- presentado en la feria literaria digital de Frankfurt Alemania. y "Frente al fuego" -Año 2021-.
https://maizal.com/es/autor/andres-rivas-molina/
El cuento "Trampa" recibió en el año 2006 el primer premio en el concurso del Centro Cultural de la Pontificia Universidad Católica. Fue publicado por el Centro en una Antología literaria "Palabras para el asombro" y por el autor en su libro "Bestiario Iluminado"
El cuento Infantil "Bolitita y Bolillero" recibió el segundo premio en el Eisteddfod del Chubut, año 2010.
Los cuadros y dibujos que iluminan sus cuentos en este blog y los libros publicados son obra de Florencia Rivas Molina.